martes, 30 de noviembre de 2010

Eligiendo un camino








He estado atrapado dentro de mí mismo. La lucha, o más bien, su cmax, llegó a su fin luego de desatarse guerras en mi interior, recorriendo todo mi cuerpo. Pero falta un golpe final, el que  de  seguro calmará las aguas; o será el arsenal que atacará directamente todos mis pilares y los del mundo cercano a mí. Tendré que esperar más de lo que creía. Esta vez no hay nada a mi favor, y el camino repleto de obstáculos y escombros, retrasan mi llegada a la verdad.
Al pensar, reaccionar, llegar a lo cierto y volver a estar equivocado, me pierdo y espero poder encontrar mi camino. Focalizándome en terminar con estos últimos inconvenientes, y lograr, desesperadamente, retornar a mi vía. Camino en círculos. Veo brotar algo en el fango. Antes, era  una tierna posa de agua, llena de vida y alegría, pero hoy todo ha cambiado. Una rosa, es una rosa lo que se asoma midamente de aquel espantoso lugar, como siempre, luchando por vivir.
Miro directamente al cielo, pintado desde color nieve a arreboles completamente rojos, veo la gama de sentimientos presentes en él. Y a sus pies, los cerros teñidos en naranjo, proyectando la sombra más suave del día, comienzan a retomar su terrorífico papel en esta parte de la historia. Ha caído la noche. El silencio es interrumpido por ruidos, y los sonidos armónicos ya no están aquí, la flor empieza a estirar sus hojas y con calma se aleja del peligroso lugar donde se encontraba. El destino de ese naciente ser vivo ya está escrito, está ligado a la salvación y a  la  paz. Con cansados movimientos las nubes comienzan a asomarse en este lugar. Estoy asustado
Ahora ya presentes en todo el cielo, a una distancia que mis manos estiradas podrían tocarlas, las nubes me miran traviesamente. Podría correr, pero en medio de este lugar no hay siquiera un árbol. Me alejo lo más que puedo y las nubes negras se ríen de mí, las salivas expulsadas se adhieren a mi piel en forma de lluvia. Estoy totalmente empapado y por mi rostro corren gotas  de  maldad divina, mezcladas con las grimas saladas que brotan desde mis ojos, dibujando un camino de agonía y tristeza.


En plena oscuridad, congelado y con la lluvia resonando constante en mi mente, corro sin saber hacia donde, aunque es lo que menos quiero… me estoy alejando de mi norte. No hay nada en este camino y las gotas del cielo explotan en mi cara mientras corro más rápidamente. Ya perdido en los peores sentimientos que podría encontrar dentro de mí, la avalancha de catástrofes no termina, convirtiéndose en un alud que me persigue. Como expulsada por algún diablo, una ráfaga de viento se sitúa a mi lado y conscientemente me empuja, estrellando a mi rostro contra el barro de este lugar. Y mi ropa no se ha dejado de manchar.
Estoy completamente perdido, he acabado con mi camino original. No he sentido más que el  agobiante andar de la injusticia, pisando lo más fuerte que puede. No en qué momento lo dejé, pero ya no hay vuelta atrás… c inconsciente al suelo, y me adherí a él.
Al fin, y luego de varias horas, que se transformaron en meses, el sol desplegó un rayo, tan tenue que fue casi imperceptible, pero la necedad de su vitamina en mi cuerpo no espero un segundo en absorber sus bienes. Trate de mirar a mi alrededor, pero no podía, ahora mi ropa no  es útil y mi vista esta segada por el barro. Me pregunto que habrá sucedido con la pequeña flor, pero no retengo por mucho tiempo esa interrogante ya que rápidamente otra tomó su lugar: ¿Qué debo deducir de esto? Caminé unos días sin cesar, con mi estomago completamente vacío y la ligera sensación que debía dejarlo todo, y para mi sorpresa, encontré una posa de agua, esta vez limpia. Al pisarla retrocedí, asustado. Me arrodillé y lo primero que hice fue sumergir mis manos para ver cuanto podría durar ese regalo: Era precisa, ocuparía todo lo que debía y ésta yo no estaría más. Lavé mis ojos y por primera vez en días volví a mirar. Mi mente no era capaz de reaccionar.
Logré responder mi duda. La razón de mi viaje a ojos cerrados, sin dirección alguna, llena

de catástrofes y maldades, era una enseñanza más. Cuando abrí los ojos, los obstáculos habían quedado atrás, allí donde mi cuerpo quedo marcado en el barro y mis dolores se estancaron. Ahora, sin darme cuenta, no llegué a mi camino, no retomé mi vía; estaba al final de ésta, justo  donde quería  llegar, sen que nuncnecesité un  sendero, sino simplemente debía saber  cómo cumplir mi prometido. De mis ojos brotaron lágrimas nuevamente, mientras me aproximaba a sacar un fruto de los árboles que encontré en aquel lugar.




sábado, 30 de octubre de 2010

Deseos

Yo sólo pido que admitas que alguna vez te quité el sueño
no pido desvela, ni condena,
sólo un simple pensamiento.
Estar dentro de tu mente y no salir
por unos minutos,
que para ti serían horas
 y que a la lejanía compartiríamos,
sin saberlo
y es tan simple como ver que,
cuando yo te sueño, tú me piensas,
mas no se si alguna ves algo,
por lo menos,
parecido,
se haya escabullido desde el rincón del olvido
hacia tu mente.

Sólo así me calmaría, sólo así el sueño a mí volvería
y la desvela ya no estaría
y la tristesa y la duda se habrían ido juntas
hacia cualquier otro lado,
y en nosotros,
a la lejanía, a la distancia
sólo el amor nos rodearía.




En nombre de F.L.